En el artículo anterior, vimos como uno de los factores que predisponen a obsesionarse con la dieta y el cuerpo (y por tanto aumentar el riesgo de caer en TCA) son los rasgos neurocognitivos de la persona.

En este post vamos a ver otro de los factores que también contribuyen a este problema: los rasgos afectivos. Es decir, aquellos rasgos que hacen que una persona tienda a sentir con frecuencia cierto tipo de emociones sobre otras. Por ejemplo: hay personas cuyos rasgos afectivos les llevan a experimentar con frecuencia alegría (decimos que son más sensibles a la recompensa), mientras que otras tienden más a la ansiedad (más sensibles a las amenazas del ambiente).

Obviamente estos rasgos influyen en cómo la persona se relaciona con la vida o consigo misma, pero también influyen en su conducta alimentaria y su relación con su cuerpo. Si quieres entender cómo, te invito a leer el post hasta el final.

RASGOS DE PERSONALIDAD Y RELACIÓN CON LA CONDUCTA ALIMENTARIA

En psicología, hay una teoría de la personalidad llamada “Big 5”, que describe los 5 rasgos de personalidad principales existentes en todas las personas. Serían:

  • Neuroticismo: es la tendencia a experimentar estados afectivos negativos (ansiedad, ira, depresión…). Suelen ser personas “preocuponas”, nerviosas, ansiosas… Con una alta inestabilidad emocional. El extremo opuesto -una puntuación baja en neuroticismo- sería una persona serena, tranquila, más “pachorra”, con una estabilidad emocional digna de “maestro zen”.
  • Extraversión: los extravertidos son en general personas con más facilidad para disfrutar de la vida. De las relaciones sociales, las actividades, las experiencias… Todo es potencialmente maravilloso. El extremo opuesto sería la introversión: personas que se refugian más en su mundo interno, no disfrutan en exceso las relaciones sociales (prefieren círculos pequeños y de confianza) y no tienen tanta sensibilidad a las “recompensas” de la vida como los extravertidos.
  • Responsabilidad: este rasgo se refiere a la disciplina, el compromiso, el orden, autocontrol… El opuesto es la típica persona perezosa, impuntual, desorganizada, desordenada… a la que ninguna empresa querría contratar ;P
  • Amabilidad: personas amables, empáticas, cuidadoras, que se preocupan por tener buenas relaciones con los demás. Lo contrario sería una persona antipática, individualista, fría, a la que no le importa un comino lo que opinen los demás ni busca agradar a nadie.
  • Apertura: personas más “abiertas” de mente vs personas “cerradas” de mente.

El rasgo de neuroticismo es común en todos los TCA. Es lógico pensar que personas que tienden a la ansiedad, ira, depresión, etc. acudan a su cuerpo y conducta alimentaria para dar salida a sus estados afectivos negativos.

El rasgo de extraversión es protector. Tiene sentido: las personas extravertidas tienen más facilidad para disfrutar de la vida, tener mejores relaciones sociales… En general gozan de una mejor salud psicológica y estabilidad emocional, así que será menos probable que caigan en TCA, mientras que los introvertidos tienen más papeletas.

Responsabilidad: este es un rasgo confuso que puede llevar a distintos resultados. Por ejemplo: un excesivo autocontrol se relaciona más con anorexia, donde existe una sobreregulación exagerada. Mientras que una persona muy impulsiva (poco autocontrol, poca capacidad de inhibición) se relaciona más con trastorno por atracón. Sin embargo, en bulimia, podemos encontrar ambos. Es típico encontrar periodos de mucho autocontrol seguidos de descontrol.

(!) IMPORTANTE: esto que acabo de describir son características promedio. Es decir, no te tomes nada al pie de la letra. No hay dos anorexias iguales, ni dos bulimias iguales, etc. Por ejemplo, no todas las personas con TCA tienen que ser introvertidas, pero va a ser lo más común.

AFRONTANDO LA VIDA

Como dice mi profesor de Neurociencias, “la vida no es intuitiva para todo el mundo”.

Hay quien tiene una infancia normal, va al instituto, hace amigos, se echa novio/novia, estudia su carrera, consigue un trabajo, sale los findes, realiza actividades…

Vamos, una vida normal y corriente. Pero para muchas personas, esto no es tan sencillo.

Hay personas a las que las relaciones sociales les cuesta. No les resulta fácil saber qué decir a otras personas, empatizar con los demás, saber qué se espera de ellos, actuar acorde a las circunstancias… En el extremo de estas dificultades estaría el autismo, tremendamente común en anorexia.

Por otro lado, todos experimentamos dificultades a lo largo de nuestra vida, y las afrontamos como podemos. Pero hay personas a las que estas dificultades realmente les sobrepasan. Quizá hay muy poca tolerancia al sufrimiento, a la incertidumbre, a ciertos estados afectivos negativos (ansiedad, ira, frustración…) que forman una parte indiscutible de la vida de todo ser humano.

Y entonces, ¿qué hacen? ¿cómo las afrontan?

Evitando. Intento ignorar estas situaciones incómodas y llevo mi atención a mi dieta y a mi cuerpo, lo único que puedo controlar. Puedo controlar qué alimentos como y cuales no, cuántos gramos, cuántas calorías, cuántos minutos de ejercicio, cuántas repeticiones. Puedo pesar y pesarme, puedo medir… Esto es más común de promedio en anorexia y algunos tipos de bulimia.

Anestesiando. Otras personas pueden directamente anestesiar estas emociones y estados incómodos con comida densa en calorías. Aquí la comida funciona como un fármaco: da un placer que la persona no encuentra de forma natural en su vida, y ayuda a escapar de esa ansiedad, esa ira, soledad… Muy común en trastorno por atracón y algunos casos de bulimia donde existe una alta impulsividad y más recompensa con la comida.

Por otro lado, hay personas con mucha dificultad para reconocer, entender y expresar emociones (alexitimia). La solución es la misma: desvío la atención, ya que estas emociones no las entiendo, y me voy a lo que puedo controlar, a lo seguro: mi dieta y mi cuerpo.

IDENTIDAD

Construir una identidad puede considerarse también una de las “dificultades de la vida”, especialmente en la adolescencia, periodo clave para el desarrollo de muchos TCA.

De adolescentes, muchos lo hemos pasado mal. Quizá no éramos los más populares, se metían con nosotros, no terminamos de encajar en ningún grupo, no hemos tenido éxito a la hora de ligar… Y este problema de identidad se sigue extendiendo en la vida adulta. “No sé quien soy”.

Y como no sé quien soy y no tengo clara cual es mi identidad, el fitness me puede dar una. O quizá la alimentación. Soy “vegano”, soy “paleo”, “soy una chica/o fitness”, “soy crossfitero”, “soy una persona sana”…

Por fin soy algo y empiezo a restar un poco de incertidumbre en mi vida. Porque ahora sé lo que tengo que hacer, cómo debo actuar, qué puedo esperar. Tengo que comer esto, y tengo que hacer este entrenamiento, y debería tener este aspecto, y no este otro, etc.

(!) No estoy diciendo que sea malo que el fitness o la alimentación sean parte de nuestra identidad. Es importante recordar que para que algo sea “malo” debe suponer un problema o varios en la vida de la persona, que dificulten su ajuste psicosocial o supongan algún riesgo para su salud física y mental.

Y SI TENEMOS ESTOS RASGOS… ¿QUÉ PODEMOS HACER? ¿ES POSIBLE CAMBIAR?

Primero de todo, recordar que tener estos rasgos afectivos no es suficiente para desarrollar TCA. Cuando juntamos estos rasgos con ciertos rasgos neurocognitivos y metabólicos, ahí si hay peligro.

Al igual que mencioné en el post anterior, los rasgos son en gran parte genéticos y no se pueden revertir al 100%. Es decir, a una persona adulta muy introvertida no se la puede convertir en una persona extrovertida.

No obstante, sí podemos trabajar en cambiar ligeramente la puntuación en el rasgo problemático. Por ejemplo, si tienes un 10 en neuroticismo, bajar a un 7 ya te va a ahorrar muchos problemas y supondrá una mejora importante en tu vida. Pero dudo mucho que algún día vayas a convertirte en un monje budista.

Conviene recordar que lo importante no es tanto experimentar emociones “negativas” (todos las experimentamos), sino la salida que les damos. Qué hacemos con ellas. Cómo las regulamos. Hacia dónde las dirigimos. Por ponerte un ejemplo simpático, hay quien sufre mucho en su vida y lo convierte en un monólogo cómico. O hay quien escribe poesía, o libros, o canciones, o pinta…

Estas vías de escape se ajustan mejor a la vida. No suponen un daño a la persona, e incluso puede aportar beneficios.

No importa tanto qué cartas te tocan, sino cómo las juegas.

COMENTARIOS FINALES

No puedo terminar esta entrada sin decirte que si te has sentido muy identificada con lo que has leído, lo mejor es que busques ayuda. Es difícil: no todos los psicólogos, ni todos los nutricionistas, saben lo que es un trastorno de la conducta alimentaria. No los culpo. Yo tampoco tenía ni idea hasta hace poco. Hay mucha información de poca calidad que ha desviado la atención hacia lo superficial.

Si no encuentras a nadie, escríbeme. Quizá pueda ayudarte a encontrar a los profesionales que necesitas.

Debemos tener claro que el cuerpo y la comida no son el problema, son la consecuencia del verdadero problema (los rasgos metabólicos, afectivos y neurocognitivos de la persona, en gran medida). El cuerpo y la comida son la forma de expresión de estos rasgos. Las modas, el patriarcado, la delgadez y la presión social por los cánones de belleza son, en la mayoría de los casos, el menor de los problemas de una persona con TCA.

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