¿A QUÉ SE DEBE TU FRACASO A LA HORA DE LLEVAR UNA VIDA SANA?

Si no se te ha dado bien esto de ser saludable hasta ahora, quizá pienses que tu fracaso se debe a tu falta de fuerza de voluntad. O puede que hayas elegido mal tu estrategia de nutrición o entrenamiento  (¿será que tengo que pasarme a la dieta cetogénica? ¿o debería hacer ayuno intermitente? ¿dejo de hacer full-body y me paso a las rutinas “torso-pierna”?   Si bien mucha gente flaquea en los conocimientos básicos de nutrición y entrenamiento, la mayoría de las veces el problema de base es mucho mayor, y no tiene nada que ver con lo que comes o el ejercicio que haces. Se trata de algo que no puedes ver, pero que es fundamental para una vida sana y feliz a largo plazo: tu mentalidad.  

 

POR QUÉ LA MENTALIDAD ES LA CLAVE

La mentalidad es el conjunto de creencias a cerca de ti misma y del mundo que te rodea. Son estas creencias (conscientes o inconscientes) las que te hacen llevar a cabo una conducta u otra, y esto a su vez determina los resultados que obtienes en todo aquello que te propones. Como todo en esta vida se entiende mejor con ejemplos, vamos a pasar a la práctica.

EJERCICIO PRÁCTICO:

A continuación te muestro 3 ejemplos aplicados a situaciones comunes en el mundillo de la vida saludable. En todos los ejemplos, las creencias de estas personas no les ayudan a conseguir buenos resultados:  

 

EJEMPLO 1

Hay personas que piensan que “la imagen lo es todo” y que “delgadez = éxito y felicidad” (creencias), que están dispuestas a pasar por cualquier tipo de dieta de adelgazamiento que les prometa una “buena imagen” (conducta) independientemente de si esta dieta les gusta o no. Como consecuencia, muchas de estas personas se pasan su vida realizando dietas estrictas que no son sostenibles a largo plazo, poniendo todo el peso de su autoestima en su cuerpo. Obviamente estas personas no son muy felices… (resultados). Vamos a sustituir estas creencias por otras más productivas: “La imagen es sólo una parte de mí”, “no es la meta (adelgazar) lo que me hará feliz, sino tener unos hábitos diarios que me hagan sentir bien”, “mi éxito y felicidad dependen de muchas cosas, no sólo de mi imagen corporal”.  Personas con estas creencias serán más propensas a desarrollar unos hábitos de salud más realistas y sostenibles, y no tan extremos y desagradables. Gracias a no poder todo su foco en su imagen, dejarán de descuidar otras áreas de su vida que probablemente tengan que ver con su éxito y felicidad (su autoconocimiento, sus relaciones sociales, su carrera profesional…).  

 

EJEMPLO 2

La creencia de que “comer dulces es malo siempre, en cualquier contexto” puede hacer que una persona, al comer un trozo de chocolate, se sienta culpable y decida compensar al día siguiente comiendo menos (conducta). A la larga, esto le hace desarrollar una relación tormentosa con la comida (resultados). Vamos a sustituir esta creencia, por otra más productiva: “El hecho de que un dulce sea bueno o malo depende de muchos factores como mi actividad física, mis hábitos de alimentación o las consecuencias positivas o negativas que el hecho de comer dulces tenga sobre mí”. Una persona con esta creencia no tendrá pensamientos tan “catastrofistas” sobre los efectos de los alimentos y será capaz de ver sus elecciones alimentarias con una perspectiva más global y realista. De esta forma, no tendría juicios tan extremos sobre los alimentos, evitando que la comida influya en su bienestar emocional.   máquinas de cardio

 

EJEMPLO 3

La creencia de que “hacer ejercicio es un mero trámite para quemar calorías y tener un cuerpo bonito”, hace que muchas mujeres vayan al gimnasio para hacer bici elíptica durante 2 horas con el único objetivo de quemar energía (conducta). Con el tiempo, estas mujeres acaban odiando el gimnasio ya que no disfrutan en absoluto de lo que hacen y terminan abandonando (resultados). Vamos a sustituir esta creencia, por otra más productiva: “El ejercicio es una actividad que puedo utilizar para mejorar mis habilidades físicas, dedicarme tiempo a mí misma y mejorar mi estado de ánimo”.  Esta creencia le da la vuelta a la tortilla: el ejercicio no se ve como un castigo, sino como un premio. No se hace “por obligación” sino por voluntad propia. Las mujeres que tengan esta creencia probablemente busquen actividades que les hagan disfrutar y mejorar sus aptitudes físicas. La motivación para hacer ejercicio será mucho mayor, y será más fácil que el hábito se mantenga a largo plazo.   

LO QUE PUEDES APRENDER DE ESTE EJERCICIO Y APLICAR EN TU VIDA DESDE HOY

Durante el ejercicio, no he hablado de creencias verdaderas o falsas. En muchas ocasiones no puedes saber si lo que crees es o no correcto, pero eso no importa. Lo que realmente te interesa es saber si lo que crees te está ayudando a conseguir lo que quieres y te hace sentir más feliz (= creencias productivas). O por el contrario, no obtienes resultados y te estás paseando por el camino de la amargura (= creencias no productivas). Si llevas tiempo intentando llevar un estilo de vida saludable sin éxito, empieza por cuestionar tus creencias: ¿Qué tipo de conductas te llevan a hacer tus creencias? ¿te sientes a gusto con ellas? ¿te hacen sentir orgullosa? ¿mejoran tu vida de alguna manera? ¿te acercan a los resultados que buscas? Las respuestas a estas preguntas te van a dar muchas pistas sobre si lo que estás haciendo es lo mejor para ti o no. NO DUDES EN PEDIR AYUDA SI LA NECESITAS En todo caso, es posible que no puedas llegar a ninguna conclusión por ti misma por falta de información. En este caso, no dudes en pedir ayuda.  A veces se trata de poner fin a mitos o dudas nutricionales: un profesional de la nutrición te puede ayudar. Lo mismo puede pasar con el ejercicio, en ese caso acude a un entrenador personal cualificado. En otras muchas ocasiones, se trata de probemas más complejos relacionados con tu forma de pensar, en los que un psicólogo te puede asistir.     Hay caminos que por nuestra cuenta jamás descubriríamos. Somos humanos, resolvemos mejor los problemas en grupo que en solitario. No te empeñes en hacerlo todo sola. No seas esa persona que “ojalá hubiera pedido ayuda antes”.  

CONSEJOS PARA DETECTAR UNA MENTALIDAD ERRÓNEA

Aquí te doy algunos consejos para detectar si vas por buen camino. Están basados en mi experiencia con mis clientas, testimonios de otras personas, y mi propia experiencia personal. ¿Te sientes identificada? Cambia de estrategia o pide ayuda.
  • Te obsesionas por un objetivo sin importarte el medio para conseguirlo: por ejemplo, si te obsesionas con perder 10 kg. aunque ello suponga pasar hambre o llevar una alimentación/entrenamiento que no te ves haciendo de por vida, tienes que cambiar tu mentalidad.
  • No disfrutas del proceso: en línea con el punto anterior, si lo que haces a diario no te proporciona un mínimo de satisfacción y sientes que te estás amargando la existencia, es una clara señal de que estás enfocando mal tu vida “sana”.
  • Tienes falsas expectativas: piensas que lograr tu meta (ej. bajar 7 kilos) pondrá fin a tus problemas y por fin te sentirás bien contigo misma. Algo que a mucha gente se le escapa es que lo que nos hace sentirnos felices y satisfechas no sólo es lograr el objetivo, sino el camino que hemos recorrido para lograrlo. No es lo mismo bajar 7 kilos matándote de hambre y sufriendo durante horas en una bici estática, que bajar 7 kilos manteniendo unos hábitos sostenibles que realmente disfrutas. No es lo mismo llegar a la cima más alta del mundo andando que hacerlo volando en helicóptero. ¿Lo pillas? La satisfacción real y duradera está en el proceso, nunca en el resultado.
  • Actúas desde la restricción, no desde la libertad: cualquier cambio de hábitos debe nacer de ti, no debe ser auto impuesto ni sentirse como una obligación. Ejemplo: si decides no comer algo, es porque realmente prefieres no comerlo. En el momento en el que decides no comer algo cuando en realidad quieres hacerlo (disonancia cognitiva), significa que necesitas un cambio en tu mentalidad.
  • Mentalidad todo o nada: piensas que si no lo haces todo perfecto (comer alimentos 100% saludables, seguir tu plan de entrenamiento al pie de la letra, etc.) lo estás haciendo mal y te sientes culpable. Esta mentalidad tan extrema provoca mucho estrés y ansiedad, es necesario cambiarla por una mentalidad más flexible.
A pesar de que muchas de estas conductas están normalizadas, pueden hacerte mucho daño y deberías deshacerte de ellas cuanto antes. Una vez lo hagas, tu proceso hacia una vida sana será mucho más satisfactorio y te empezarás a sentir realmente bien contigo misma.  
Disfruta del proceso, lo demás ya vendrá. 

 

CONCLUSIONES

Una mentalidad adecuada es la base del éxito para llevar un estilo de vida sano con el que realmente te sientas a gusto a largo plazo. Si partes desde una mentalidad errónea, es muy probable que tu experiencia tratando de convertirte en una persona más saludable te acabe proporcionando lo contrario a lo que buscas: un deterioro de tu salud física y mental.
No seas esa persona cuya autoestima depende del número que indica la báscula. No seas esa persona que renuncia a su vida social por miedo a no comer según su plan de nutrición. No seas esa persona que siente una culpa desorbitada por comerse una galleta. No seas esa persona que utiliza el ejercicio para auto castigarse o compensar por lo que come. No seas esa persona que se pasa horas trabajando en su cuerpo y se olvida de trabajarse a sí misma por dentro. No seas esa persona que no ve más allá de la comida y el ejercicio.
Recuerda: vive sano, sin perder el ‘coco’.  

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